Si te cruzas con algún fantasma aquí adentro, simplemente ignóralo; pero si se pone fastidioso, recítale algún verso en voz alta, que con eso será suficiente... (Si te toman por loco, no es culpa mía.)

sábado, 7 de mayo de 2011

Los manuscritos de Fénix: fragmentos de "Nescen Is Iris Fen", libro I, Mariposa negra

El párrafo que adjunto a continuación fue escrito por mi amada hija Camila (escribía bajo el pseudónimo de Fénix) entre los 13 y los 14 años de edad. Han pasado más de tres años desde entonces. Sus escritos son mucho más elaborados ahora, cargados de una riqueza alucinante, de  una imaginación que desborda y con una construcción de diálogos  que ensombrecen a mucho de cuanto yo haya leído. Actualmente está escribiendo dos novelas. Además es una excelente pintora. Sus cuadros alegran nuestras paredes y nuestra vida. Su vocación por el arte ha superado todos mis sueños.  Intenté trasladarle el amor por lo bello, esa sensibilidad que no puede explicarse con palabras, y a cambio he recibido miles de sueños inimaginables, abrazos de palabras y de colores. 
Hoy día es más difícil que me ceda un párrafo para que lo publique aquí.  Entiendo que quiera terminar con sus historias, acallarlas en el alma,  exorcizarlas con la última palabra. 
Por tanto, los dejo sin más, con el párrafo que atesoro:

[...] Espero que mi muerte no sea tan dolorosa como lo fue mi vida.
 Esa frase la he repetido noche tras noche, mientras observaba los angelicales rostros de las lunas derramados con sangre, con mi sangre. La sangre que alguna vez circuló en mis venas, y que, ahora, se encuentra estática y fría.
Bajo las seis lunas observo el embrujado cielo, en tanto mi cuerpo continúa estático, al igual que mi inútil corazón, muerto de amor.
Los árboles se agitan, y sus hojas vuelan, formando seres que no sé si serán reales o forman parte de mi extraña imaginación.

                                     "A veces ocurren cosas que no merecemos,
                                      pero a medida que pasan los años
                                      el círculo se va cerrando..."

 Las heridas del pasado no son como el viento que se lo lleva todo, no son como cuando el mar borra lo escrito en la arena.
Una vez, una persona me dijo algo que retumbó en mi interior (y aún sigue sonando), similar al sonido de las cuerdas de una guitarra, el sonido se extiende y, poco a poco, se detiene, pero esa nota jamás se silencia de nuestra memoria.
                                      "...hay demasiado
                                      que el tiempo no puede borrar
                                      pero si queremos
                                      podemos ocultar nuestras marcas
                                      para perderlas,      
                                      y olvidar donde están."

 Esa frase me hizo despertar de un sueño en el que me encontraba en una cueva, retorciéndome de dolor, rodeado por los fantasmas de mis pasados*, perseguido por mi sombra y cubierto de esa oscuridad en donde se escabullían también las sombras de mis enemigos, y donde huían las almas de las personas que quise y quiero...
 [...]




* inferimos a partir del uso del plural, la reencarnación del personaje.

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