Te regalaría mis ojos por un instante, para que pudieras verte, es decir, para que pudieras verte como yo te veo; entonces contemplarías la maravilla, el ensueño, la locura…
Luego, te regalaría mi corazón por un instante, para que pudieras sentir cómo estalla en tu pecho un clamor insensato, brutal; para que pudieras apreciar, en el vibrar de esos estertores rítmicos e interminables, el origen, y el destino, de la fuerza que impulsa mi sangre...
Y te regalaría mi alma por un instante, para que pudieras atestiguar, en los contornos de su aura, una música celestial cincelada con las notas de tu nombre...
Entonces, lo entenderías todo, y ya no necesitaríamos volver a expresar palabra alguna… En el íntimo silencio seríamos uno, la totalidad, lo intemporal, el mismísimo universo...
César Augusto Pacheco
Cesar me alegra volver a leerte!!!. Bonito regalos dejas al amor, lo más difícil de obtener el corazón completo sin voluntad.
ResponderEliminarEscribes maravillosamente.
Un beso