Si te cruzas con algún fantasma aquí adentro, simplemente ignóralo; pero si se pone fastidioso, recítale algún verso en voz alta, que con eso será suficiente... (Si te toman por loco, no es culpa mía.)

domingo, 26 de enero de 2020

Miserias




Y así, a fuerza de confrontar conmigo mismo, con mis miserias, con mis sombras –que ora proyectan valquirias, ora proyectan ángeles, ora proyectan mis demonios y mis vísceras-, voy aprendiendo que todo insomnio ensaya una gran revelación, que toda lágrima derramada es un mínimo mar que en su circularidad y en su caída, inevitable, refleja la certera posibilidad de volver a sonreír. A fuerza de sostener mi propia mirada, que no es otra cosa que caminarse hacia adentro, voy descubriendo que el silencio de mis párpados y de mis labios puede ser un gran aliado, voy descubriendo que aprehender a quererse uno mismo es aprehender a querer el mundo y sus circunstancias, sean las que fueren. 

Aprehender duele, pero no hay otra manera.




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