Un
oído que entiende que lo más preciado es el silencio. Un alma que se siente
acompañada en la implosión de su mismidad. Una mano que comprende que escribir
palabras es un acto del todo fútil, casi miserable: todo acto memorable ya ha
sido escrito. Entonces, estas líneas necesariamente se esfuman… se disuelven
en el olvido…
Rashek
* Este texto pertenece a una serie de microficciones que he registrado bajo el nombre "De este mundo y de los otros".
Me gusta lo que leo aquí,si me lo permites me quedo y te sigo.
ResponderEliminar(Gracias por dejar tu huella en mi blog)
Un saludo.
Encantado de tu compañía Paraíso. Un placer.
EliminarLas palabras escritas no se las puede llevar el viento, es lo que tienen, quedan atrapadas en el espacio y el tiempo.
ResponderEliminarAbrazos
Comparto tu comentario Loli. Gracias por pasar por aquí.
EliminarSe esfumarán al pretender recordarlas.
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